Hab.306
En noviembre de 2023 la Fundación CB patrocinó, en el marco del primer festival de fotografía NEGATIVO, el proyecto expositivo de Félix Méndez, Habitación 306, en el que el autor daba cuenta del reciente fallecimiento de su padre, ingresado en una residencia de ancianos en los duros tiempos del COVID.
La exposición del proyecto fotográfico iba a tener lugar en el MEIAC, pero, a medida que se acercaba la fecha de inauguración, el autor fue sintiendo la necesidad o el apremio de añadir algo a la expresión de una experiencia que concebimos como inexpresable. Finalmente, tras una epifanía onírica, decidió celebrar, junto a la nuda exhibición de sus fotografías colgadas en la pared, una suerte de acción poética a la que, por llamar de alguna manera, llamó La Extrañeza. Consistió en montar, en la propia sala del museo, una habitación de hospital en cuya cama, separado del público por una mampara de metacrilato, permaneció el autor, acostado, mientras duró la muestra. Este ejercicio performático, unido a la intensidad de las fotografías en color, provocó en el público asistente reacciones inesperadas y complejas, que, a su vez, alimentaron el torbellino emocional del autor yacente, ante quien algunas personas lloraron, o le hablaron de experiencias similares, o le escribieron notas de agradecimiento… configurando un ejemplo cristalino de interacción entre el arte y la vida.
Este libro que la Fundación CB tiene el gusto de poner en tus manos, pretende dar cuenta de las dos fases -complementarias ya, inextricables- en que consistió el proyecto de Félix Méndez, Hab.306: Habitación 306/La Extrañeza.
La estrañeza
En el fondo del ojo el pasado se agrieta, dormita como un pez no del todo real. Aníbal Núñez
Este es un mundo extraño.
Si le extraña encontrarse a un hombre encamado en una exposición de fotografía, no se extrañe.
Si le extraña que unas fotos realizadas en torno a la muerte muestren colores tan alegres y vivos, no se extrañe.
Si le extraña la sensación de irrealidad con la que saldrá de aquí, no se extrañe tampoco, es lo que suele sentirse cuando nos roza el ala de lo irremediable.
Tampoco le extrañó al fotógrafo soñarse en el museo entre cuatro paredes de metacrilato, aunque ahora no sabe bien si él es Sun-Tzu soñando que es una mariposa, o la mariposa soñando que es Sun-Tzu.
No le extrañó la videoconferencia con un hombre enfermo aislado por cortinas de plástico, ni le extrañó encontrarse con dos cajas de cartón llenas de ropa etiquetada, resto del naufragio de una vida. Porque este es un mundo extraño, y las cosas extrañas suceden continuamente.
Cuando es inconfesable lo que los ojos narran, nada es trivial: los números del olvido sobre la calidez de la manta escocesa, las quemaduras de los cigarrillos como vestigio de la vida, la llave con su clave…, pero también el frío bajo los tubos de la muerte, la asepsia, la incomunicación y la agonía que vemos fuera del marco, porque Félix Méndez también los ha fotografiado en una elipsis formidable.
¿Qué puede hacer un hombre con la pesada carga de la vida de su padre repartida en dos cajas de cartón?¿Qué puede hacer un fotógrafo para mostrarse solidario de lo que mira, si lo que mira es la soledad de la muerte?: entregarse al desaforado esfuerzo de la expresión, seguir obsesivamente la cifra que cifra esa vida para salvarla del olvido, enmarcar el fruto de su mirada, tenderse…, y dormitar como un pez no del todo real.
Eduardo Achótegui